Hola chichis!!! La noche del 11 al 12 de agosto estará iluminada por la Luna Llena, que se dará en el grado 19 de Acuario, activando drásticamente la dinámica de cambios, experimentaciones y redescubrimientos que venimos elaborando desde el año pasado.
Ahora tenemos muy cargados a los signos fijos, de modo que algo importante puede estar rompiéndose para bien. Sí: estos días son bastante incómodos, y podríamos tener los nervios a flor de piel. Pero a largo plazo vamos a agradecerlos, porque lo que nos muestran, con el Nodo Norte tan activo, será clave para nuestro crecimiento.
Los plenilunios son momentos del mes en que llega a nuestra conciencia algo que antes solo habíamos intuido inmerso en las sombras. Un clímax en nuestro estado anímico, que desvela lo que abunda dentro de nosotras frente a la evolución de las circunstancias.
Las lunaciones nos cambian, influyen en nuestro estado de ánimo y en el desarrollo de eso que más nos importa. Y a pesar de que no todas las lunaciones traen la misma intensidad para todo el mundo, creo que esta Luna Llena en Acuario se hace sentir para todas las personas como un punto de inflexión crucial, al menos en algún escenario de la vida.
Grillos y luciérnagas
La Luna Llena en Acuario recibe en su totalidad los rayos del estelar Sol leonino, y nos enfrentamos al descrubrimiento de quién somos ahora, actualizando cómo nos relacionamos con nosotras mismas y con la vida, bajo la óptica de lo que representa Acuario.
Relaciones sociales y amistades, libertades y revoluciones personales, espacios de autonomía o colaboración, proyectos, arquitecturas mentales que sostienen nuestra visión a futuro... Si nos detenemos a observar cómo nos relacionamos con todos esos asuntos, ¿cómo hemos crecido desde febrero?
Acuario interrelaciona hallazgos y experimentos de forma no lineal, así que tal vez sintamos que estos meses hemos venido trabajando hacia nuestros adentros una multiplicidad de pequeñas cosas que ya nos hacen brillar diferente.
Y eso puede sobrecogernos y fascinarnos tanto como avistar un campo de luciérnagas en la noche. Mientras, los grillos cantan para llamarnos a lo que sentimos que debe ser. Es una atmósfera extracotidiana, muy especial. Que alienta al pálpito e inspira poderosas ideas.
Pero las cosas no quedan ahí. La nueva luz con la que vemos las cosas favorece que anticipemos el camino que aún queda por delante. Reconociéndonos el logro de haber transitado un proceso intensivo de mutación, gracias al que ahora podemos levar alas de una forma que antes parecía imposible.
Esta es una lunación de Aire, y como tal, requiere de cierta reflexión. Desde el 1 de febrero, cuando tuvimos la Luna Nueva en Acuario que dio inicio al proceso de seis meses que culmina ahora, ¿cómo hemos gestionado utopías e ideales? ¿Cómo hemos reconfigurado nuestros moldes mentales? ¿En qué asuntos hemos asumido que ya no hay vuelta atrás, y para bien? ¿Qué sabemos ahora, que lo cambia todo?
¿Qué encorsetamiento estamos decididas ya a cortar por lo sano? ¿Qué incomodidad pugna por revolver las circunstancias una vez más? ¿Cómo hemos articulado nuestra actitud ante el contexto social, y en base a qué discursos? ¿Cuál es nuestra red? ¿Quién es presencia amiga y compañera, en la búsqueda de eso que antes no habríamos sospechado necesitar, y que ahora nos entusiasma?
Actualizar el futuro imaginado
Nos estamos actualizando. Y, tras muchos borrones, esta lunación nos ofrece por fin una hoja en blanco para crear otra historia. Una hoja en blanco: limpia de pasado, de costumbre, de inercia, de tradición.
Borrar las viejas ideas, los viejos modelos y las viejas narrativas fue doloroso, porque implicó perder seguridad y desplegar una cantidad considerable de energías en rehacer perspectivas. Pero en el vacío de respuestas se desatan el ingenio y la inventiva, además del deseo de transitar la vida desde la coherencia y el interés.
Acuario es el signo de la razón, de la objetividad y de la respuesta que damos ante lo real. Y, tal vez, ahora que podemos ver y aceptar la realidad de lo que hay, podríamos sentir que lanzarnos a explorar una nueva historia encaja cada vez más con nuestros deseos. En la nueva historia nos buscamos más vivas, radiantes, libres, sabias, enteras.
A estas alturas, ya habremos dado los primeros pasos para embarcarnos en esa renovación. Ahora visualizamos cuál será el escenario de nuestra búsqueda. No está exento de incertidumbre, tensiones, nubarrones y posibles tormentas. Pero incluso dentro del ojo del huracán existe la certeza de que escampará.
Acuario nos lleva a un paisaje algo psicodélico, raro, donde hacemos un viaje mental. Nos adentramos en la arquitectura de nuestra mente. Vemos los escalones, las paredes, los muros, los pasillos, los suelos, los techos, las puertas. Hay ideas caducas que se rompen, ideas precarias que se ponen en duda, e ideas geniales que apuntalan la esperanza. Poco a poco, en el paisaje de las ideas, gana luz alguna alternativa que había parecido imposible, y que ahora sentimos que es lo que debía ser.
¿Qué latido de futuro anticipamos? Acuario nos dice que, sea lo que sea eso que nos espera ahí adelante, el pasado jamás fue mejor. Ningún lastre debe espantar el potencial que tenemos delante de nosotras.
Esta Luna Llena nos dice que confiemos en que nuestro futuro está en las mejores manos en que puede estar: las nuestras. Entonces, ¿qué vamos a dibujar en esa hoja en blanco en la que todo cabe? Repetir lo que había antes no es una opción. ¿Qué tal crear una imagen de futuro con la que nos identifiquemos, que represente nuestros principios, que resulte estimulante y refrescante, liberadora?
Lo que os he comentado hasta ahora viene de la configuración planetaria extraordinaria que se da en los signos fijos. Vamos a examinar este clima astral tan crispado.
Saturno en Acuario
Por un lado, las luminarias nos muestran con total claridad cuál es nuestra relación con Saturno en Acuario. El espíritu de cambio y ruptura con el pasado no es ingenuo: somos conscientes de cuál es el contexto real en el que nos movemos, con los límites, obstáculos y esperas que imponen las circunstancias.
Vemos cuáles son nuestros miedos y reservas. Pero también vemos que lo que se quiebra no era un espacio seguro ni viable para progresar hacia delante.
Podríamos sentir que nuestra relación con los miedos y las resistencias ha madurado, y eso puede ser una fuente de seguridad interna que apuntala valiosas certezas. Vemos lo que hemos aprendido del escenario en el que nos estamos moviendo. Y asumimos que hay cosas para las que también hay que armarse de cierta paciencia y buscar los apoyos adecuados.
Triple conjunción en Tauro
Sin embargo, también el Sol y la Luna activan directamente a Urano, al Nodo Norte y a Marte, que continúan aglomerados en Tauro, y que ya llevan semanas mostrándonos que los cambios incipientes en nuestra forma de pensar o en nuestra actitud urgen valientes ajustes.
Urano, como regente de esta lunación, y en conjunción al Nodo Norte, añade una nota de integración y aceptación. Nos empuja a desencadenar nuevas respuestas ante la vida que nos impulsan a crecer. Y ese crecimiento se precipita rápidamente, casi como si tras un clic mental pudiéramos ver las cosas como son. Y comprender que son consecuentes con lo que ya emerge como una inmediata sed de futuro.
Por supuesto, la presencia de Marte en todo esto (que viene de hacer cuadratura a Saturno) también señala que los cambios no suceden por arte de magia. Hemos dado muchas vueltas a algún frente personal; venimos de dejarnos la piel tratando de escalar murallas que se interponían a nuestros deseos. Venimos de haber experimentado mucho desasosiego, mucha ira y mucha frustración en algún asunto pesado. Pero, con todo, Marte es el planeta de la decisión y la autoafirmación.
Marte en ese emplazamiento me recuerda mucho a la canción de Nina Simone, en la que recita todo lo que no tiene, para finalmente liberar el grito de lo que sí le pertenece. Dice:
"Déjame decirte qué tengo, que nadie puede llevarse: tengo pelo en mi cabeza, tengo cerebro, tengo orejas, tengo ojos, tengo nariz, tengo boca, tengo sonrisa. Tengo lengua, tengo barbilla, tengo cuello, tengo tetas, tengo corazón, tengo alma, tengo espalda, tengo sexo, tengo brazos, tengo manos, tengo dedos, tengo piernas, tengo pies, tengo hígado, tengo sangre. Tengo vida. Tengo mi vida".
Hace falta coraje. Pero Marte en conjunción a Urano y al Nodo Norte nos lleva a lo básico y esencial para clamar total libertad e independencia. Tenemos cuerpo, tenemos vida. Tenemos deseo.
Y podemos hacer nada más y nada menos que lo que nos nazca. Reconocer qué es esencial nos libera. Pensemos, ¿hay algún motivo para rebelarnos? Creo que, a estas alturas, los motivos sobran. ¿Qué podemos permitirnos hacer diferente para romper con lo que nos ata?
Determinación y fuerza
Mientras tanto, Marte forma un gran séxtil con Neptuno y Plutón.
En los desvelos de las últimas semanas hay una fuente oculta de poder personal que podemos aprovechar para cambiar situaciones y afirmar voluntades y sueños.
Algo que se sintió crítico a principios de marzo, o incluso algo que sentíamos debilitante en mayo, se recicla ahora en forma de determinación y fuerza. Y podríamos sentirnos tentadas a volar toda una montaña de dificultades de un plumazo, con un gesto explosivo. Para echarnos a andar hacia otra dirección. Con todo, la tensión acumulada los últimos meses tiende a resolverse.
Elegirnos
Además, solo unas horas antes de esta lunación, Venus entró en Leo, el signo del Sol, desde donde aún sostiene aspectos abiertos con Plutón y Neptuno. Relaciones, recursos y solvencia, autoestima, talentos... Si algo de eso resultó extenuante, demandante y crítico desde diciembre, ya llegaría a un punto de culminación, en el que ya estamos dispuestas a cerrar capítulo y a elegirnos a nosotras mismas.
Esto no es fácil, claro. Ha podido traer muchos ecos, memorias, miedos, vulnerabilidades. Pero con Venus en Leo, la sensación que podríamos tener ahora es la de acompañarnos, valorarnos y querernos en ese trance de metamorfosis. ¿Qué brilla en nosotras que antes no habíamos visto?
Además, Venus también dibuja un gran séxtil con Neptuno y con lo que tenemos en Tauro. Y esto trae la oportunidad de creer en el salto que estamos dando.
Cerrar algo que nos pesó mucho en nuestro pasado reciente abre insospechadas esperanzas a futuro. Abre la oportunidad de vivir más cerca de nosotras mismas. De elegir mirar el rayo de luz, en lugar de obcecarnos en las nubes que lo circundan.
Los planetas personales son claros en este momento: nuestra fe en nosotras mismas tiende a ser alta. Nuestro impulso de conquistar otro futuro es poderoso.
La revolución también está en los detalles
Y en este panorama, Mercurio en Virgo, en trígono a Urano, plantea: bien, ¿qué puedo hacer ya para implementar pequeños cambios que me acerquen al ideal que vislumbro? ¿Qué pequeñas revoluciones puedo elaborar ya en mi entorno o en mi mundo cotidiano?
Si sentimos que necesitamos cambiarlo todo, pero no sabemos por dónde empezar, Mercurio en Virgo puede tener la clave. Muy bien tu revolución personal, y tu grito de libertad, y tu deseo de cambio, dice. Pero mira dónde estás. Mira tu espacio. Mira dónde pones el tiempo. ¿Qué puedes hacer ya por ti?
Mercurio en Virgo nos dice: ¿quieres cambiarlo todo? Bien. Empieza por los detalles.
La revolución de lo pequeño puede ayudarnos a encontrar la higiene mental necesaria para ser consecuentes con nuestras intenciones más ambiciosas. ¿Qué inercias, hábitos y repeticiones diarias son un ancla al pasado, o un sumidero de energía? También podemos remodelar eso.
Al fin y al cabo, hay detalles con un gran significado en nuestra vida. Y para avanzar hacia un cambio necesitamos organizarnos, recrear nuestra relación con el espacio, el tiempo y las prioridades.
¿Cómo influye esta lunación en la carta natal?
Observad qué planetas o cúspides tenéis en la parte intermedia y final de los signos fijos, y en qué casas de vuestra carta astral caen Tauro, Leo, Escorpio y Acuario. Porque ahí es donde pisamos el acelerador para recuperarnos a nosotras mismas y consolidar un cambio de lógica, de realidad, de identidad o de sentir.
Como veis, de lo que se trata aquí es de que estamos en un punto de inflexión lleno de potencial. Pero la decisión de cómo aprovecharlo es nuestra.
La casa de nuestra carta en la que cae el 19º de Acuario será un área de experiencia en la que culmina una nueva forma de pensar, o incluso donde podríamos albergar nuevos ideales, actualizar las formas en consecuencia e implementar nuevos objetivos. También podría ser un escenario de vida en el que logramos dar término a algo que llevó muchísimo tiempo y esfuerzo, o donde tratamos de reorganizar prioridades para pensar más allá de lo que ya hay.
Mientras, la casa de nuestra carta donde cae el 19º de Leo es un área en la que nos reconocemos diferentes, cambiadas, y más libres. Es una zona en la que, potencialmente, podríamos cerrar un capítulo de anclajes, miedos e inseguridades para redescubrir de forma más objetiva nuestro potencial.
Por su parte, la casa de nuestra carta donde cae el 18º de Tauro representa un ámbito de vida en el que, por decirlo así, contemplamos el inquietante y prometedor paisaje de grillos y luciérnagas mientras arropamos un deseo o una visión que antes no estaba ahí, y que electrifica nuestro cuerpo con el impetuoso deseo de saltar; de rebobinar la vida hacia delante para ver y conocer cuál será la forma de eso que nos disponemos a crear.
Y por último, la casa de nuestra carta donde cae el 17º de Escorpio, donde está el Nodo Sur, es una zona en la que estos días hemos estado resistiendo inercias o incluso compulsiones que solían llevarnos a donde siempre. Es una zona en la que hemos estado despidiendo apegos, miedos y viejos conflictos, con la intención de cerrar etapa y despejar el camino.
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Todo lo mejor para vosotras.
Un abrazo grande, chichis!!!
Y qué significa si tengo a lilith justo en el 19° de Acuario.Casa 9
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