Hola chichis!!! La noche del 29 al 30 de diciembre tenemos la última lunación del 2020, y nada menos que una Luna Llena en Cáncer. La Luna se encuentra muy fuerte, llena en su propio signo, y nos trae una atmósfera hermosa para acabar el año por todo lo alto, como no podía ser de otra forma.
Cáncer es el signo de la familia, el hogar, el afecto y las emociones que sentimos desde la raíz, y este año hemos tenido mucho movimiento con todo eso. Esta lunación, que se da en el grado 8, viene cargada de esperanzas renovadoras, porque nos asomamos al nuevo año con ganas de cambio y de libertad. Además, ¡pone fin a la temporada de eclipses!
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Esclareciendo nuestras verdaderas necesidades
El único aspecto que forma la Luna, aparte de su oposición al Sol y a Mercurio, que están juntitos en Capri, es un séxtil a Urano, el planeta de la libertad y las revoluciones personales. Y es que en estas navidades tan complejas y distintas, ahí está la pregunta de si tendremos oportunidad de liberarnos de la pesadez que caracterizó a 2020, tras las campanadas del nuevo año.
Aún tendremos que esperar pacientemente la oportunidad de poder abrazarnos, que es lo que al fin y al cabo una Luna Llena en Cáncer necesita hacer con toda su alma. Porque Acuario y Urano, las energías predominantes de 2021, también hablan de cierta distancia emocional, de distancia afectiva, por lo menos en algunos momentos de 2021.
Ahora miramos hacia el nuevo año con anhelo de soluciones inmediatas, pero transcurra como transcurra el nuevo año, lo importante en este momento es que podamos visualizar qué necesitamos.
Con esta Luna Llena en aspectos armónicos a Urano, lo que sentimos que necesitamos para estar bien no es lo que ya dejamos atrás, sino algo novedoso que dirige los sueños hacia nuevos horizontes.
Tomar conciencia
Siempre hablamos de las Lunas Llenas como oportunidades de tomar
conciencia, porque el Sol y la Luna se miran frente a frente y se
iluminan, reconociéndose, sin sombras. Las noches de Luna Llena
nuestra sensibilidad despierta a una intuición natural.
Como sabéis, una Luna Llena es también un momento de culminación, en el que algo que sembramos hace seis meses nos muestra ya su cara y ojos, de forma madura, y nos enseña cómo hemos hecho crecer un pequeño proceso interior que nos hace más sabias.
En este caso, esta Luna Llena abarca procesos bastante amplios, puesto que en 2020 tuvimos dos Lunas Nuevas en Cáncer, y una de ellas, un eclipse. El 21 de junio tuvimos un eclipse de Sol en Cáncer, y el 20 de julio, un mes después, una Luna Nueva en Cáncer.
Ambas lunaciones culminan ahora, permitiéndonos reconocer qué hicimos con los dilemas que barajábamos en junio y julio.
Además, muchos aspectos planetarios que teníamos en aquel momento se repiten ahora, de modo que podremos reconocer cómo gestionamos las mismas cuestiones que a mitad del 2020, pero esta vez, un peldaño más arriba. ¿Vemos las cosas diferente? Hemos crecido interiormente, y ahora podemos reconocerlo.
La conclusión de 2020
Esta lunación es un resumen conclusivo de lo que ha sido el año, no tanto contado desde los acontecimientos, no tanto desde las opiniones y debates del pensamiento racional. Más bien, esta lunación nos permite hacer balance de lo que este año, y sus procesos durísimos, nos han dejado a nivel interior.
¿Cómo cambiamos por dentro? La Luna en Cáncer es oscilante, como una mecedora que abraza, o como una cuna que se mece. Ahora entendemos nuestra extraordinaria fortaleza para abrazarnos, cuidarnos y sostenernos incluso en las etapas más duras.
Si nos hemos sentido solas o vulnerables en este año tan complejo, hemos sido nosotras quienes hemos sabido sostenernos, mimarnos y darnos apoyo.
Cáncer es un signo muy relacionado con la protección y el cuidado. Y esta Luna Llena es una oportunidad para reconocernos cómo hemos logrado protegernos y cuidarnos, y cómo hemos sabido sostenernos a nosotras mismas y a quienes amamos.
Desacuerdos: lejos del corazón
Cáncer es también el signo de la familia, y de aquellas personas que forman parte de nuestro mundo emocional e íntimo. Y aunque estemos separadas, distantes, o divididas, como señalan ya Júpiter y Saturno en Acuario en cuadratura a Urano, que traen una distancia emocional algo fría, sabemos acompañarnos de otra forma.
Esta lunación también nos enseña quiénes son partede nosotras, qué personas forman verdaderamente parte de nuestra raíz. A veces esas personas están a cientos de kilómetros de distancia, y a veces, las tenemos justo cara a cara.
Cáncer es el signo de los vínculos emocionales. Y este ha sido el año de la fragmentación. ¿Cuántas amistades hemos perdido, cuántas discusiones familiares ha habido en el calor de los acontecimientos? Hemos descubierto cómo reaccionaron las personas que amábamos ante una situación de vida o muerte, y ahí hay un reconocimiento que no se borra.
Muchas personas mostraron dónde estaban sus prioridades, y las posturas irreconciliables tiraron del mantel hasta resquebrajar relaciones con dureza. Esta Luna Llena nos muestra, con total claridad, cuál es el estado de nuestros vínculos. Quién forma parte de eso que llamamos nuestro clan, y quién no.
Esa es la parte oscura de esta lunación, habrá personas que queden fuera. Personas que ya no despiertan en nosotras el instinto del abrazo o de la pertenencia.
La fuente de nuestra fuerza
Ahora somos conscientes de qué necesitamos para sentirnos bien, y la Luna Llena en contacto a Mercurio y Urano sienta las bases para comprender e idear nuevas formas de dárnoslo. Algo en nuestra forma de estar con nosotras mismas ha madurado, y posiblemente nos ha hecho más fuertes que nunca.
La fuerza de Cáncer es indestructible. Es la fuerza de las mareas, de las cataratas, de los ríos. Nada puede hacerse para desviar el cauce de las emociones, claras en su propósito.
En astrología antigua, se creía que la Luna representaba el alma. Esta Luna Llena en su propio signo tiene algo de eso. Hemos pensado y repensado 2020 desde muchas ópticas, pero ¿qué nos deja ahí dentro? Tal vez cosas que agradezcamos más adelante.
Nos deja el reconocimiento de nuestra fortaleza. Y con ella vamos al siguiente año, preparadas para recrear el mundo de arriba abajo, como sugieren los aspectos de las luminarias a Urano.
La comunidad se gesta a través de la comunicación
En esta Luna Llena, el Sol se encuentra en conjunción a Mercurio. Este es el momento en el que reconocemos que un vínculo afectivo puede, efectivamente, fortalecerse incluso en la distancia. Las llamadas y las telecomunicaciones han sido durante este tiempo la clave de nuestra salud afectiva, y ahora podremos reconocer hasta qué punto fueron importantes estos últimos meses.
El Sol y Mercurio en Capricornio invitan al pensamiento realista y práctico, que busca tomar forma y materializarse como realidad palpable. Eso que la Luna nos enseña, eso que necesitamos para gozar de bienestar, se convierte en proyecto a futuro, con el Sol y Mercurio en trígono a Urano.
Pero sobre todo esta configuración de aspectos entre el Sol, Mercurio, Urano y la Luna es maravillosa para reconocer cómo hemos gestionado nuestro concepto de comunidad, o el valor que tienen para nosotras esas personas con las que compartimos intereses, como amistades y colaboradoras.
Por ejemplo, ¿hemos hecho de las redes sociales un hogar? ¿Necesitamos información y conexión como un bien esencial? ¿El núcleo de nuestro intercambio es online?
Sueños de amor y aventura
Por otro lado, Venus en Sagitario se encuentra en cuadratura a Neptuno en Piscis, y eso nos llama fuertemente a ampliar nuestras miras, y a soñar con nuevas rutas de libertad, aventura y experiencias de amor por la vida.
Si hay algo que nos apasiona, es posible que estos días lo vivamos con inspiración, como si una nube de fantasía iluminara el lado más bello de lo que nos rodea.
Con esta cuadratura tan tendente a la romantización, lo que se mueve es el revoloteo de nuestro deseo voraz de experiencias, de apertura, de viaje, de expansión. Con esta energía tan expansiva, estar en casa se puede sentir excesivo.
Al fin y al cabo, nuestras inquietudes despiertan, deseosas de abrirse a lo novedoso. ¡También la Luna Llena en Cáncer se puede sentir como haber tenido demasiado de estar en casa!
Pero, por otro lado, también inspira a las artistas y creativas, e incluso si normalmente no nos interesa demasiado la creatividad, podremos descubrirnos prestando más atención a ciertas cosas, haciendo de ellas una experiencia. Tendemos a ver el mundo de otra forma, y a vivir las cosas de una manera distinta, exploratoria.
Cortes decisivos
Marte ya recorre los últimos grados de Aries, preparándose para entrar en Tauro en la primera semana de enero, por fin. De ahí que ya está dibujando cuadraturas a Júpiter y Saturno en Acuario, además de su larga cuadratura a Plutón en Capricornio. Marte activando a estos planetas puede hacernos sentir sobrecargadas, como si algo nos empujara a la precipitación, en asuntos que en realidad necesitan progresar a su ritmo.
¿Os habéis sentido nerviosas estos días? ¡Tenemos mucha energía que sacar afuera! Si no la canalizamos bien, podemos sentirnos algo quemadas con ciertas cosas.
¿Deseamos algo que no es posible de forma inmediata? ¿Volar en avión, cambiar el mundo, poner orden en algo que escapa a nuestro control? El deseo de que las cosas sean de otra forma, o de hacer lo que nos dicen nuestros impulsos imposibles, puede sentirse frustrante, y dar lugar a pequeñas irritaciones.
Sin embargo, con estos aspectos de Marte el ánimo también es independiente y fuerte, y si algo irrumpe en nuestra línea de acción, o interfiere en nuestros deseos personales, se puede sentir como una inadmisible intromisión.
En ese sentido, si habíamos permitido que personas o situaciones restringieran excesivamente nuestra vida, es posible que ahora queramos hablar de forma explícita de ello, o cortar de forma unilateral con dinámicas venenosas.
¿Sentido de pertenencia? ¡Al mundo!
Esta Luna Llena en Cáncer nos lleva a tomar conciencia de dónde echamos raíces, dónde está nuestro sentido de pertenencia.
Si os fijáis, hasta ahora os he hablado de Mercurio en trígono a Urano, de Venus en cuadratura a Neptuno, y de Marte en cuadratura a Plutón. ¿Qué tiene eso de peculiar? Todos los planetas personales se encuentran dibujando aspectos a planetas transpersonales, y en este caso, precisamente al planeta considerado su octava superior. ¿Qué es la octava superior?
Se considera que cada uno de los planetas transpersonales, Urano, Neptuno y Plutón, son una extrapolación del arquetipo de Mercurio, Venus y Marte, respectivamente.
De ahí que Mercurio en aspecto a Urano hable de una conexión entre la mente personal y la mente colectiva. El aspecto de Venus a Neptuno, de una conexión entre los vínculos y talentos personales, y los de la humanidad como conjunto. Mientras que el aspecto de Marte y Plutón conecta el deseo personal con voluntades colectivas.
En conjunto, estas combinaciones hablan de que en estos días nuestras vivencias personales tienen algo que va más allá de nuestro mundo individual. Podemos percibir que, claramente, habrá muchas personas que se sientan como nosotras ahora.
Estos aspectos nos enseñan que somos parte de algo mayor, colectivo, de la gran familia humana. Y eso le da otra tonalidad a esta Luna Llena en Cáncer.
¿Qué pasa si nuestro clan ya no es únicamente ese grupo de personas íntimas a las que yo amo? ¿Qué pasa si nuestro clan ya es algo más global, y está conformado por personas a las que no conocemos, pero con las que compartimos este contexto?
El sentimiento trágico
Por otro lado, la conexión de planetas personales con los transpersonales también se puede sentir como una pérdida de control, ya que podemos tener la sensación de que el contexto dicta excesivamente nuestras posibilidades individuales, casi con una sensación de destino echado.
Y eso es lo que, al menos en artes escénicas, es la tragedia. Haga lo que haga la protagonista, hay algo superior que marca el desarrollo de la historia.
Cuando un pequeño planeta personal como Mercurio, Venus o Marte hacen contacto a uno de los planetas más lentos, a veces se siente como si fuéramos diminutas frente a algo colosal que nos supera en todo. Como una hormiguita que mira hacia arriba impresionada por la grandiosidad.
Los planetas transpersonales tienen algo de coloso. Y cuando se hacen tan presentes, podemos sentir que algo que va más allá de nuestro control mueve sus hilos para determinar nuestras circunstancias.
De ahí que, ante todo, terminemos este año, e iniciemos el siguiente, con una enorme expectación. Ahora somos más fuertes, y sabemos que en 2021 las cosas pueden ser inestables, que no dependen enteramente de nosotras, pero sabemos también que unimos fuerzas para buscar la salida a todo esto, como sugieren Júpiter y Saturno en Acuario, que ya se hacen notar.
Feliz año nuevo chichis!!! Por fin lo logramos, pasamos 2020!!!
Un abrazo inmenso!!!
Tu página es maravillosa. De lo mejor de la red.
ResponderEliminarWaw! Muchas gracias, me motivas mucho! Un abrazo grande!!!
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