Hola chichis!!! El 2 de marzo tendrá lugar la Luna Nueva en Piscis, en el grado 12 del signo, muy cerquita de Júpiter, y en séxtil a Urano. Podríamos hacer una lectura de esta lunación orientada a la inspiración, la empatía, la esperanza, la creatividad, la sensibilidad... Y hablaremos de eso. Pero es una Luna en Piscis, y voy a mojarme. Porque ser astróloga también implica hablar con responsabilidad y respeto de asuntos delicados.
Hoy quiero hablaros de algo nuevo que nos concierne a todas, y es ese oleaje imprevisto de acontecimientos que impacta contra el acantilado de nuestra isla personal, y nos lleva a todas al mismo barco. Lo que está ocurriendo, en definitiva, en este pequeño, gran planeta azul, que lidia una y otra vez con el desafío de arropar a una humanidad a la que de forma recurrente le cuesta entenderse.
Ser astróloga implica también observar humildemente la conversación de los hechos, tratando de hilar un relato que aúne la diversidad de formas que toma la realidad en su evolución de las cosas. Me he tomado algo más de tiempo de la cuenta para hablar sobre esta lunación porque, la verdad, hay tanto ocurriendo que necesitaba esperar a que la vida corroborara mi lectura antes de lanzarme a publicarla.
Esta Luna Nueva es una de las más importantes del año, porque es como ese momento en que tomamos un libro de la estantería imaginando qué encontraremos cuando empecemos a leer sus páginas. Esta lunación es una previa, al fin y al cabo, como todo lo pisciano. Es un mundo que se gesta distinto; que encauza lo que está llegando, pero aún es solo intuido. Visiones, imaginaciones, fantasías, desinformación y confusiones emergen ahora con mucha fuerza. Vamos a ver el potencial que describen los astros, por si eso ayudara a salir de dudas.
El reloj abandona la templanza
Tenemos, en esta ocasión, un clima astral de lo más singular, en el que todos los planetas se concentran en tres signos: Capricornio, Acuario y Piscis. Estos son los signos más colectivos, sociales y contextuales. Y en cada uno de ellos hay una gran historia que merece ser contada.
Una alineación planetaria de gran envergadura, que sucede así, como cuando los minuteros de un reloj se alinean para apuntar sin puntos medios a algo definitorio.
En Capricornio, tenemos a Marte y Venus (que acaba de salir de su zona de sombra post-retrógrada) alineándose con Plutón. En Acuario, tenemos a Mercurio alineándose con Saturno. En Piscis, tenemos al Sol y a la Luna alineándose con Júpiter, Neptuno. En el lenguaje astrológico, cualquier unión planetaria señala un final y comienzo de ciclo. Lo que tenemos ahora, simultáneamente, son muchos finales y comienzos de ciclo que afectan a lo colectivo, y de forma bastante transversal.
Antes de entrar a analizar el clima astral, me gustaría mencionar una cosa. Sé que ahora hay personas que lamentan la lectura etnocéntrica del contexto, en el que noticieros e interpretaciones varias extrapolan los conflictos europeos y norteamericanos a una escala mundial. Creo que, llegadas a este punto, lo que venimos viviendo desde 2020 ha sido una demostración de que no hay esquinas lejanas en el mundo. Que lo que pasa a un lado de la tierra tiene implicaciones más allá. Desea a tus enemigas tiempos interesantes, dicen.
Zona Capri, en lo colectivo
Bueno, hay personas que hablan (de nuevo) de una triple conjunción en Capricornio, lo que a mí me remite directamente a cosas no muy bienvenidas. Es cierto que no se puede comparar la tensión de Venus, Marte y Plutón con las tensiones que ya experimentamos en esa zona de Capri durante 2020, cuando eran Júpiter, Saturno y Plutón quienes se juntaron ahí durante mucho tiempo.
Pero, ciertamente, la unión de planetas que tenemos en Capri activa algo de lo que se activó en 2020 en nuestra vida y en el mundo. ¿Habéis notado el regreso de sensaciones, situaciones y desafíos con los que lidiabais en 2020? Tal vez este sea el momento en que nos involucramos muy personalmente para plantear salidas a algo que nos pesó mucho en 2020.
En el mismo sentido, a nivel mundial, este es el momento en que ponemos rostro personal a las tensiones que vienen formándose desde hace tiempo. Estos son aspectos de demonización de algo o alguien. Son aspectos de odio. De modo que, con Plutón en juego, es posible que proyectemos todos los males en algo o alguien, como si encarnara el mal.
Y con Marte de por medio, todo puede tomar una forma muy simple: "actuar frente al mal", entendiendo que "el mal" es siempre lo que está al otro lado de mi territorio.
Necesitaremos muchísima templanza y objetividad a la hora de leer las situaciones que emerjan estos días. Vamos analizar con calma esta unión de planetas.
Venus lleva desde noviembre avanzando y retrocediendo por Capri, y en el momento de esta Luna Nueva, precisamente, ya abandona la zona de sombra post-retrógrada. Es decir, nos presenta algo nuevo. Junto a ella, Marte y Plutón se unen por última vez en Capricornio.
Marte en Capri está exaltado, fuertísimo, y cada vez que se une a Plutón da comienzo a un ciclo relacionado con choques de voluntades, desafíos compartidos, relaciones de poder y lucha por la supervivencia. Sé que suena drástico. Bueno, para que os hagáis una idea, fue cuando Marte se unió a Plutón hace dos años, en 2020, cuando vimos de facto, por primera vez, las consecuencias devastadoras de los grandes desafíos del momento. Al fin y al cabo, Plutón es el planeta más lento del clima astral, y lleva en Capricornio desde 2008.
Ahora que Plutón llega a los últimos grados, terminará de finiquitar su trabajo en Capri, terminando de transformar el modelo de realidad en el que habíamos vivido.
La transformación de la historia.
Es decir, si Capri es la normalidad que pretende ser consistente, estable y duradera, Plutón en Capri ha estado dando la vuelta a todo aquello que parecía normal, abriéndonos a esta concatenación de raros sucesos históricos que nos están poniendo una y otra vez contra la espada y la pared.
Cuando Marte hace contacto a Plutón en los últimos grados de un signo, la chispa enciende al volcán con mayor vehemencia.
Y esta es, de todas las conjunciones de Marte y Plutón en Capri que hemos venido viviendo desde 2008, la más abrupta. Marte, exaltado. Plutón, al final del signo, rigiendo el Nodo Sur. Nunca volveremos a vivir una conjunción de Marte y Plutón con estos intensificadores en juego.
Todas las conjunciones son un momento semilla, y en esa ocasión, la semilla que traen Marte y Plutón es difícil. Disruptiva. Crítica. Y, por efecto del Nodo Sur, compulsiva. Los conflictos globales de estos días traen de nuevo imágenes colectivas de supervivencia, amenazas, abusos que hacen guiños al pasado que pensábamos que nunca habría de volver. Al fin y al cabo, el Nodo Sur en Escorpio saca afuera la sombra de lo aparente, mostrando algo que compromete intensamente el viejo equilibrio de las cosas.
Capri es el signo de la historia, los estados, las fronteras. Y Marte-Plutón es la liberación súbita de energías que chocan y conflictúan. Qué más necesitamos decir. Los próximos dos años, a medida que este ciclo se desarrolle, iremos viendo la dirección que toman las cosas.
Mientras tanto, Venus unida a estos dos planetas trae a colación ese otro asunto prioritario: qué pasa con la diplomacia, los recursos, la economía.
Venus en Capri, entre los fuegos de Marte y Plutón, representa el desafío de lidiar con la congelación de recursos, la inminente desestabilización económica y energética, la crisis ecológica que viene a sumarse a las otras crisis que la humanidad genera por sí misma. También es una seria crisis en las relaciones políticas y diplomáticas, que cambia las reglas de juego.
Consideremos que Venus y Plutón están unidos. Es como una dura conversación entre el Nodo Norte y el Nodo Sur, que se da en un entorno irreflexivo, compulsivo, en el que lo viejo y lo nuevo negocian espacios. Donde la destrucción y la vida se desafían mutuamente.
En todo esto, Urano en Tauro, activado por el Nodo Norte de forma indirecta, introduce la urgencia de encontrar seguridad. La urgencia de encontrar alternativas. De replantear el paisaje para que brote algo mejor.
Esta singular aglomeración de planetas en Capri reclama mucho foco, mucha resistencia, y también la toma de acciones y decisiones con cabeza fría, lo que puede ser difícil.
La zona Capri, en lo personal
A nivel personal, buscad en qué casa de vuestra carta natal cae el grado 27 de Capricornio, porque ahí es donde, real o metafóricamente, estamos lidiando con algún frente. Esa zona trae a colación conflictos, tiranteces y demandas que exigen de nosotras resistencia, fortaleza, resiliencia, debate entre viejos y nuevos modelos, entre automatismos e innovaciones.
De forma más anecdótica, es posible que asuntos como trabajo, gestión de dinero, ahorros y deudas, o relación con el propio cuerpo, movilicen de algún modo la casa de nuestra carta en la que estos planetas se unen. Hay algo de acción disciplinada ahí, que puede contribuir significativamente a que transformemos nuestra relación con el deporte, los objetivos o prioridades, o que favorece que cambiemos de parecer ante algún asunto que se muestre ya decisivo.
Más allá de eso, también es posible que, como hemos comentado muchas veces, esta unión de Venus, Marte y Plutón en Capri lleve las relaciones personales a los extremos, bien a un enfriamiento definitivo, bien a un sobrecalentamiento demandante. Pasión y brechas. Deseo y rechazo.
¿Es esta unión de planetas mala? No, lo no es. Por suerte, a nivel personal es más fácil encauzar los tránsitos tensionantes de formas constructivas.
No es para nada un mal momento para tomar alguna iniciativa que requiera de nosotras cierta estrategia y tesón. Especialmente si es algo en lo que podamos invertir tiempo, planificándonos de cara a los siguientes dos años.
La zona Acuario, en lo colectivo
En Acuario tenemos al eterno Saturno en Acuario, y en este novilunio, Mercurio hace conjunción exacta con él, aún en una cuadratura abierta a Urano. Esto introduce nuevas variables contextuales en nuestra lectura de la realidad, y especialmente, en nuestra lectura de los desafíos y dilemas con los que venimos lidiando todo el 2021.
La cuadratura de Saturno y Urano estuvo especialmente activa en febrero, junio y diciembre de 2021, así que ahora, con Mercurio activándola, podemos leer con mucho más conocimiento de causa lo que ha significado para nosotras todo lo que se haya movido en esas fechas.
De algún modo, para octubre y noviembre de 2022, cuando esta cuadratura volverá a alinearse con una gran intensidad, podemos esperar algo conclusivo que nos saque totalmente de la incertidumbre y muestre cuáles son las expresiones concretas de toda la inestabilidad que acarreamos desde 2020.
Ya que Mercurio activa esta cuadratura, si os apetece investigar sobre lo que dicen los astros de este momento histórico, os sugiero sumergiros de nuevo en el artículo que escribí en enero del año pasado sobre el actual ciclo planetario de Saturno y Urano.
Este ciclo, dentro del que se enmarcan los efectos desestabilizadores de la cuadratura que tenemos hoy, comenzó en 1989, cuando Saturno y Urano se unieron en Capri.
Aquel fue un momento de grandes cambios geopolíticos y territoriales cuyas consecuencias se están expresando hoy en día con mucha dureza. La relación es directa, así que os invito a leerlo si queréis indagar más.
Pero, ¿qué supone que ahora Mercurio esté alineado con Saturno? Normalmente, las uniones de Mercurio y Saturno no son muy relevantes, porque Mercurio es rápido en su avance, y generalmente no acarrea grandes consecuencias. Sin embargo, en este clima astral sí está teniendo mucha densidad.
Aparte de haber hecho saltar a las noticias información muy disruptiva e incierta estos días, está generando una sensación muy seria y pesada, frustrante, de que esto va para largo. Con Mercurio en Acuario, tomamos posiciones ideológicas, interpretamos la actualidad y, a partir de ahí, lanzamos hilos de posibilidades a futuro que nos sirven para orientar nuestras certezas. En este caso, mentalmente hay algo extenuante, demandante y serio que viene a dar gravedad a todo eso.
Son tiempos en que necesitamos dotar de responsabilidad y veracidad al intercambio social e informativo.
En que necesitamos tomarnos en serio la confluencia de encuentros y desencuentros para plantear el diálogo. En otro orden de cosas, esta conjunción también representa silencios, interferencias comunicativas, y muros con los que chocan las palabras.
También representa las interferencias en el flujo de datos, y la nueva forma en que se visualiza la resistencia. La dependencia de la digitalización para todo, por ejemplo, algo tan acuariano, presenta hoy nuevas dificultades relacionadas con la afrenta informativa o el pirateo informático.
Mercurio en conjunción a Saturno es, en definitiva, estás conmigo, o contra mí. Es difícil eludir posicionarse cuando se dibuja claramente una línea divisoria en el mundo de las ideas, las opiniones y el contexto. Las ideas y noticias se polarizan. Crean realidad. Comprometen la estabilidad de lo que nos es fundamental, a nivel de seguridad saturnina.
La zona Acuario, en lo personal
A nivel personal, es posible que nos sintamos presionadas a tener una opinión formada sobre la oleada impresionante de acontecimientos. Al fin y al cabo, con todos los planetas directos hasta finales de abril, ahora la cosas se mueven. Se catalizan asuntos que habían estado en formación durante meses. Se liberan los vientos huracanados del debate y el desacuerdo. Y, en medio de todo, la inteligencia busca sostenerse en la seguridad de certezas prematuras.
No es el mejor momento para imaginar un futuro ligero. Mercurio y Saturno en Acuario trae una visión a futuro a la que le han cortado las alas.
Puede que ahora sintamos muy necesario mantener a salvo nuestra estabilidad mental, protegiéndonos de la inercia acelerada, fortaleciendo nuestros lazos con las personas que forman parte de nuestra comunidad. Evitando caer en la lectura más fatalista. Evitando tirar siempre hacia la visión del vaso medio vacío.
Al fin y al cabo, Mercurio y Saturno unidos en Acuario traen a colación bastante desánimo cuando vamos a la sección de noticias. También traen un mayor interés por la historia, y los inesperados hilos que unen nuestro mundo personal a todo eso que escapa de nuestro control.
La zona de nuestra carta astral en la que caiga el grado 18 de Acuario, que es donde se unen Mercurio y Saturno, es un escenario de vida en el que ahora podemos experimentar más inseguridad, presión y resistencia al cambio. Sin embargo, también es donde podemos encontrar herramientas para reorganizar las cosas de una forma más prudente y responsable.
La zona Piscis
Hasta ahora hemos visto lo que se cuece en la zona Capri y la zona Acuario, que trae mucho ruido, tensión y estrés. Esa zona viene a ser como el viejo dicho de: este es el mundo, y así nos lo hemos contado. Los tambores de guerra y crisis económica suenan fuertes. Sin embargo, eso no es todo. Está Piscis.
Piscis, ahora, es como una balsa a la que nos agarramos en medio del océano.
Es el espacio periférico en el que sucede la fe en la humanidad. La fe en la paz. La fe en todo lo conciliador, balsámico y hermoso que puede ofrecer este mundo. La fe en que el horror que imaginamos como potencial aún sea reversible. Ahí es donde, ahora que la Luna y el Sol se abrazan, tendemos a involucrarnos personalmente, sintiéndonos parte del sueño colectivo por la paz.
Es cierto que Piscis es ese signo que aún no se encarna en lo real; que queda latente, como potencial. Así que esta lunación no está exenta de emociones exaltadas por la incertidumbre. Sin embargo, se da rodeada de dos planetas increíblemente poderosos: Júpiter y Neptuno, que en el momento de esta lunación inauguran, de forma oficial, una conjunción que nos acompañará hasta principios de mayo.
La última vez que Júpiter y Neptuno se unieron en Piscis fue en 1856, hace 166 años. Así que esta alineación también tiene carácter histórico, y viene a formar parte de este clima astral extraordinario que nos hace saltar fuera de lo cotidiano, trayendo eventos únicos que destacan en la experiencia de varias generaciones.
Piscis está regido por Neptuno, pero antes de conocer la existencia de este planeta, estaba regido por Júpiter. Así que ahora tenemos a los dos regentes de Piscis en casa, conversando. Las uniones de Júpiter y Neptuno, incluso en otros signos, se han asociado siempre a procesos y treguas de paz. Así que ahora se expresan de una forma muy clara: nadie quiere volver al pasado; nadie quiere repetir la destrucción a gran escala que habíamos sellado en los libros de historia desde hacía un siglo.
Entonces, ¿qué dirección podemos dar a este incendio contextual para que prime la solidaridad, la humanidad, el altruismo?
Piscis es ese signo que aún en el peor momento sabe atenerse al ideal de salvar las cosas. El signo que emprende la búsqueda de alguna fuente mágica que repare todas las cosas, alentado únicamente por el sueño de lo que no parece posible.
Así que, con este novilunio activando a Júpiter y Neptuno, iniciamos un proceso de seis meses en los que buscaremos mejorar las perspectivas a largo plazo. Especialmente, los ríos de buena voluntad que salen de ahí podrían hacer menguar las tensiones con alguna barita mágica hasta la entrada de mayo. Aunque, a partir de ahí, la entrada de Júpiter en Aries hasta octubre, los eclipses y la retrogradación de Marte en Géminis al final del año no sean del todo halagüeñas. Pero no es momento de cerrar pronósticos, sino de observar.
Al fin y al cabo, los astros no determinan los sucesos. Solamente los traducen a este lenguaje increíble que es la astrología. Como siempre, en nuestras manos queda lo que hacemos con los hilos de posibilidades que ofrece el momento.
En los días previos a esta Luna Nueva, hemos visto a la gente salir a la calle en las capitales de todo el mundo, para rechazar el juego macabro de los poderosos y clamar solidaridad, unión y empatía. Pero también hemos visto algo muy propio de Júpiter en Piscis, que hasta ahora había pasado más desapercibido, y empieza a activar de forma más visible sus expresiones colectivas.
Júpiter rige lo simbólico, y Neptuno en Piscis exalta y moviliza grandes emociones colectivas, fuertemente arraigadas al imaginario.
Y estos días hemos visto resucitar de su sueño grandes símbolos e imágenes que nos trasladan al ardid de la vieja propaganda.
La propaganda, ese arte de manipular el sentir de grandes masas de personas, es otra táctica de desinformación que conlleva sus peligros, desdibujando nuestro acceso a información de calidad, y desdibujando nuestro pensamiento crítico. También, lo que tenemos en Piscis puede llevarnos a cuestionar los efectos de televisar los conflictos, haciendo de ellos un espectáculo.
Pero, ante todo, lo que tenemos en Piscis es una extrapolación de ciertas cosas representadas por el signo: mundo global, victimización, sacrificios, confusión y ambigüedad, migraciones, la humanidad retratándose a sí misma a través de relatos e imágenes entrecruzadas. Ilusiones y desilusiones. Esperanzas y sentimientos de derrota. Intuiciones de sueño y pesadilla. Todo fusionado en un plasma sensible, delicado, trascendente. Emocionalmente extenuante.
Esta Luna Nueva en Piscis, el signo del descanso, representa también a una humanidad cansada de sí misma. Y, ahí en medio, la unión de Júpiter a las luminarias representa nuestra necesidad de redireccionar el relato.
Ahora que 2022 muestra su carácter propio, y releyendo el anuario que escribí hace algunos meses, empecé a poner en perspectiva muchas cosas. Este año, el baile de Júpiter entre Piscis y Aries nos lleva a cuestionar la narrativa con la que nos contamos el mundo. Júpiter, al fin y al cabo, es el planeta que nos hace sentir ubicadas, con el que sintetizamos cosas muy diversas para tratar de responder preguntas como de dónde venimos, dónde estamos y a dónde vamos.
Con Júpiter entre Piscis y Aries, nos encontramos a las puertas de una pregunta importante que nos lanza la vida.
El viejo mundo, con sus leyes, sus discursos, sus brújulas, y el nuevo, que toma caminos que comprometen el sentido que seguíamos. Leyes, políticas, mundo global... todas esas cosas jupiterianas empiezan a experimentar alguna suerte de metamorfosis que veremos desarrollarse durante el año.
La zona Piscis, en lo personal
Es difícil hacer una lectura personal de la zona Piscis, que no conoce barreras ni límites entre el yo y el tú, en nosotras y el vosotras. El clima astral grita contexto, contexto, contexto, y nos va a ser difícil continuar el ritmo cotidiano sin mirar lo que se presiente en sus márgenes.
Cuando los planetas vayan entrando en Aries volveremos, probablemente, a encarnar los contornos de la vida propia. MIS deseos, MIS emociones, MIS ideas... Ya sabeis, esa ruedecita que no para nunca y entretiene los días.
Pero, por ahora, puede que nos lleve una marea que trasvasa nuestras pequeñas ambiciones y deseos. Si abrimos la ventanita a lo que sentimos ahí dentro, es posible que veamos cómo algo que había quedado en la periferia de nuestra atención irrumpe como una ola gigante contra el acantilado de nuestras circunstancias.
En medio de la isla que puede llegar a ser lo pisciano, este momento nos interpela, y nos invita a atesorar las flores de lo que despierta nuestra fe en la humanidad, aún si el mundo se quiebra.
El latir colectivo se intuye aparatoso, sí. Pero dentro del ruido que nos salpica desde lo que hay ahí fuera, en la zona Piscis, algún silencio puede envolver y abrazar con cariño los sueños de un mundo mejor.
Puede que ahora, al conectar con lo que hay ahí fuera, nos preguntemos qué persona somos, más allá de un mecanismo social dedicado a su subsistencia. Este clima astral nos empuja fuera de lo ordinario, de lo vulgar y lo cotidiano. Y nos enseña que nuestros retos no son un patrimonio propio ni exclusivo, sino un reflejo de algo mayor que se comparte.
En vez de pensar por qué a mí, por qué así, invita a reconocernos y a hacer algo. Al fin y al cabo, nunca viviremos una época más pisciana, y tal vez sintamos que nunca vivimos una época que necesite tanto de la humanidad que hay en nosotras.
Es tiempo de artistas, soñadoras, pacifistas, solidarias, políglotas. De dar y ofrecer ayuda. De nutrir algo que realmente sea significativo.
También sería interesante tener en cuenta que ahora podemos ser mucho más sugestionables, así que evitemos endiosar o demonizar a otras personas, evitemos seguir a ciegas a cualquier gurú que aparezca, y tengamos la valentía de transitar enteras nuestro viaje, sin perder de vista que, además de emociones y anhelos, tenemos también un cuerpo que merece dignidad, una mente propia que merece ser escuchada, y una energía para actuar que merece escoger inteligentemente el cuándo, el cómo y el por qué.
En definitiva, la zona de nuestra carta en la que cae el grado 12 de Piscis, donde se unen las luminarias, es una zona en la que estaremos especialmente sensibles, empáticas, compasivas e inspiradas.
Pan y rosas, amigas, y que el planeta nos sea leve!
Un abrazo grande, chichis!
Wow, lloré.
ResponderEliminarSuper completo, gracias. ,❤️
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