Astrología responsable: cómo saber qué astrología merece confianza

 

Hola chichis!!! Si estáis empezando a hacer interpretaciones astrológicas, o si queréis saber en qué personas podéis confiar para obtener una interpretación astrológica, este post es para vosotras. Al fin y al cabo, la astrología es una práctica cada vez más popular, y ya va siendo hora de esclarecer algo así como un código deontológico de buenas prácticas, con el que sí cuentan otras profesiones.

Tras varias consultas en la misma dirección, me he decidido por fin a hablaros de algo que es bastante importante: astrología responsable. ¿Hay formas de hacer y entender la astrología que puedan ser irresponsables? Bueno, creo que sobra decir que sí. 

Con frecuencia, en las consultas y comentarios, me transmitís preocupación, miedo y malestar a causa de las interpretaciones que habéis podido recibir o leer de otras astrólogas, y aunque en su mayoría las personas que amamos la astrología la ejercemos con respeto, cariño y tacto, no siempre es así, desgraciadamente. 

De ahí que me he decidido a contaros un poco, desde dentro, algunas claves para reconocer cuándo deberían sonar las alarmas ante una interpretación que no ayuda, o que incluso sea perjudicial. Y para eso vamos a necesitar hablar en plata de las limitaciones que tiene la astrología. 

Los límites de la astrología

La astrología es un lenguaje infinito, en el que podemos indagar en todo tipo de asuntos. Sin embargo, ejercer la práctica de la astrología con responsabilidad requiere también saber poner límites a nuestro trabajo, reconocer dónde la astrología no encaja, y derivar las consultas a la disciplina más adecuada en cada caso. 

Astrología y salud

Una persona que haya estudiado y practicado la astrología no es terapeuta, a menos que también cuente con conocimientos terapéuticos y haya decidido aunar disciplinas. 

En astrología tradicional se utilizaba el estudio de los astros para vaticinar inflamaciones, dolores de cabeza, e incluso problemas mayores de diversos órganos. También se utilizaba la astrología para escoger el momento más adecuado para una cirugía, o para preparar ungüentos de plantas. 

Y aunque resulte tentador para una astróloga ubicarse a sí misma en la posición de maestra absoluta, es importante recordar que, existiendo la medicina, una interpretación astrológica que indague en temas de salud hoy en día está fuera de lugar. 

Obviamente, como curiosidad es tentador analizar los astros para identificar ciclos y procesos del cuerpo. Pero debemos tener presente que una astróloga, por mucha experiencia que tenga, nunca va a poder adivinar el desarrollo y el resultado de un tratamiento, ni dar consejos sobre cuidado.

Sé que hay muchas personas que hablan de medicina, sanación y curación desde la astrología, pero desde mi punto de vista, entrar ahí no es responsable, porque generamos confusión y desasosiego. 

Cuando, en consulta, alguien me pregunta por su salud, lo mejor que puedo decir, y esto está totalmente corroborado por la experiencia y el tiempo, es ¡consulta a tu médico! 

Muerte y calamidades

Si hablar de salud queda fuera de una práctica astrológica responsable, sobra decir que hablar de muerte está absolutamente fuera de lugar. Nadie puede vaticinar cuándo una persona va a morir. Y quien diga lo contrario, miente.

Por ejemplo, con un tránsito como el que yo viví recientemente de Plutón sobre mi Saturno natal, alguien me habría podido pronosticar la muerte. Y aquí estoy, hablando con vosotras. Lo mismo con los soles en casa 8, los Martes en Escorpio, y demás posiciones hacia las que hay cierto prejuicio. Deberíamos grabarnos a fuego que ninguna posición planetaria es indicio de fatalidad.

En esto, las astrólogas debemos tener la humildad necesaria para dejar interpretaciones poco claras suficientemente abiertas. Decir "lo siento, no es posible saber eso", es una señal de responsabilidad y honestidad. 

De hecho, siempre que en una interpretación haya cosas demasiado cerradas de cara al futuro podríamos desconfiar. Y muy especialmente, cuando nos pronostican una calamidad fatal que nos arrojan como un destino inapelable. El morbo vende. Pero anunciar tragedias, el fin del mundo, accidentes, muertes y desdichas diversas está fuera de lugar. Nadie sabe, ni puede saber, esas cosas. 

Así que, siempre que una interpretación astrológica nos dé miedo, nos produzca inquietud, incomodidad, desasosiego o alarma, preguntémonos dos veces si hay motivos lógicos para creer eso. La astrología siempre es coherente con lo que ya observamos de la realidad. 

La única forma de aventurarnos a hacer hipótesis a futuro es lanzar hilos de posibilidades. Pero es imposible prever sucesos cerrados de forma concreta y absoluta. Así que ni muerte, ni calamidades. La astrología responsable deja fuera los golpes de efecto.

¿En qué ayuda escuchar eso?

Los golpes de efecto son, sin duda, muy espectaculares. A veces, los golpes de efecto no son precisamente trágicos. A veces más bien van en la línea de ganar la lotería, hacer fortuna o conocer al alma gemela. Si no es posible predecir con certeza sucesos concretos, una persona que realiza una interpretación astrológica debe vencer la tentación de sacar conclusiones destempladas de forma precipitada, por muy excitante que pueda parecer posicionarnos en un lugar infalible y omnisciente.

Una astróloga, o un astrólogo, es un ser de carne y hueso que también lidia con la incertidumbre. Las astrólogas no somos omniscientes, y nuestra visión de las cosas parte de una mirada propia, particular, del mundo. Cuando una interpretación genera golpes de efecto, debemos preguntarnos a quién sirve esa interpretación. 

¿Qué aporta a la consultante lo que dice la astróloga? Practicar la astrología de forma responsable es comprender el poder que pueden tener las palabras, y seleccionarlas cuidadosamente para que la persona que consulta, y su bienestar, estén en el centro. 

Si una información no ayuda a la persona que consulta, es una información que debe quedar fuera de la interpretación. Parece sencillo, pero requiere de práctica y conciencia. Dos palabras mal dichas pueden afectar para mal a la persona que consulta. Por eso, además de abstenerse de decir cosas que puedan perjudicar a la persona en consulta, para ejercer la astrología responsablemente también es fundamental lo siguiente.

Comunicación clara sobre el enfoque de la consulta

Es lógico que, por la tradición de comprender a la astrología casi como una práctica mágica, haya personas que recurren a la astrología buscando soluciones mágicas o predicciones cerradas. Sin embargo, una persona que practica la astrología con responsabilidad siempre comunica a sus consultantes qué pueden esperar y qué no de la consulta. 

Obviamente, nos encontramos en la cultura de "el cliente primero", pero igual que una médico o una abogada deben ejercer su profesión comunicando a sus consultantes el alcance de su trabajo, también una astróloga tiene la responsabilidad de poner límites a lo que queda más allá de su disciplina.

La astrología responsable requiere que haya un entendimiento, por ambas partes, de los límites de la astrología, o de la utilidad de la interpretación astrológica. Es importante también dejar claro a la persona que consulta que ella tiene siempre la última palabra en todo lo que se vaya a hablar en la consulta, y que el libre albedrío, o el pensamiento crítico, son fundamentales en todo el proceso. 

La persona que consulta debe entender que ninguna interpretación es infalible. Y en esto, que la astróloga comunique lo que la motiva a decir lo que dice puede ayudar a la consultante a comprender que las interpretaciones no son una verdad absoluta, sino una conclusión discutible. Es importante que pueda haber espacio para preguntar en la consulta, y que las interpretaciones dejen espacio suficiente a la consultante para pensar por sí misma. 

En una consulta astrológica, es fácil que la astróloga termine por ocupar un rol de autoridad respecto a la consultante, y todo el esfuerzo que pongamos en que haya términos de igualdad entre la astróloga y la consultante es poco. La consultante debe comprender que la astróloga no es en ningún caso una iluminada o una maestra ascendida. Y por cierto...

Guías espirituales

Una astróloga no es una guía espiritual. Una astróloga puede tener sus creencias, sus discursos espirituales, pero no sería justo que los proyectara en las interpretaciones astrológicas, ni que tratara de proyectar sus creencias o sus experiencias interiores en otras personas. 

Una interpretación astrológica responsable requiere adaptarse a la extraordinaria diversidad humana. Una interpretación debe ser suficientemente versátil para que una musulmana, una católica, una judía, una taoísta o una budista la escuchen sin que les chirríe a nivel de creencias. 

Es frecuente que en las interpretaciones astrológicas se hable de desarrollo espiritual, karma, vidas pasadas... en mi opinión, ese tipo de interpretaciones ayuda más bien poco a afrontar los desafíos de la vida, y terminan por proyectar y promover una serie de creencias que no tienen por qué amistarse con las ideas y la fe de las demás. 

En ese sentido, igual que la educación, creo que la astrología debería ser laica. Es la postura más inclusiva de cara a la diversidad.

En este mismo sentido, cuando una persona que practica la astrología hace recaer sobre sí una autoridad espiritual o religiosa, está creando mecanismos de desigualdad que desarman el pensamiento crítico de las personas que consultan. Por eso, yo desconfío de todas las personas que se posicionan a sí mismas como guías espirituales. 

¿Superioridad espiritual? No, gracias

Creo que nadie es superior a nadie cuando se trata de conocer y desarrollar nuestro mundo interior. Cuando alguien nos dice que somos muy o muy poco avanzadas espiritualmente, no está jugando limpio. 

Ningún supuesto maestro espiritual es un iluminado, y desde luego no puede juzgarnos ni acelerar nuestro desarrollo personal: es más bien una persona de carne y hueso que también transita incertidumbres, y enfrenta cuestiones imposibles de responder con certeza. 

Una astróloga puede darte su opinión sobre algún asunto, pero no es saludable para nadie que lo haga desde la autoridad espiritual. Podemos inspirarnos en diversas personas para desarrollar nuestro interior, pero inspirar y adoctrinar son cosas bien distintas. 

El desarrollo de cada cual le pertenece. De la misma forma que no vamos a permitir que alguien juzgue nuestro cuerpo, tampoco vamos a permitir que alguien juzgue nuestro interior. Entrar en juicios y consejos no solicitados no es solo irresponsable: también es invasivo y paternalista. Preguntarnos qué motiva a alguien a ejercer esa posición vertical sobre nosotras es buena idea. ¿Qué saca con ello?

Sentimiento de indefensión

Si encontráis a alguna persona que trata de desarmar vuestra mirada ante el mundo poniendo por delante sus consejos espirituales, ahí hay algo que no encaja. Si además emocionalmente, o físicamente, algo os dice que eso no va con vosotras, lo mejor es cortar con ello. Por mucho que creáis admirar a quien tengáis delante. Lo que nos dice el estómago, en esas situaciones, no miente. 

Ningún supuesto maestro espiritual es superior, ni todopoderoso, ni tiene ningún poder real sobre las demás. Si algo no nos gusta, cortar con ello no va a perjudicarnos: al contrario, ayuda mucho. No debemos temer "ofender", decepcionar o contrariar a alguien que pretende ser nuestro guía espiritual. 

Comento esto porque, con frecuencia, en las consultas ha salido este tema. Hay personas que temen que supuestos guías espirituales les "dañen" energéticamente si los abandonan. Os aseguro que nadie tiene ese poder sobre otra persona. Ningún maleficio, mal de ojo, ritual o salmo va a dañarnos. Más bien, lo que nos daña es quedarnos ahí donde sentimos malestar. Por desgracia, hay personas muy poco responsables, fraudulentas, que vampirizan a las personas cuando se encuentran vulnerables.

La astrología, el tarot, la meditación, el arte, cualquier práctica que nos interese debe hacerse desde la calma, el respeto y el disfrute. Si nuestro cuerpo o nuestras emociones no están bien ahí, irnos es la mejor opción. No necesitamos a una única persona determinada para desarrollar nuestro mundo interior. Y quien se empeñe en hacernos creer lo contrario, ¡no merece nuestra confianza!

La consultante tiene las respuestas que necesita

Es importante pensar que, ante los dilemas de la vida, nadie puede decirnos qué debemos hacer. La responsabilidad de tomar decisiones recae siempre en la persona que las vive. Es cierto que de vez en cuando todas necesitamos orientación, y dialogar con otras personas nos ayuda a esclarecer ideas y a ubicarnos.

Pero nadie debería decirnos qué es correcto o incorrecto, o qué deberíamos o no hacer. 

En pedagogía, a mí me hizo un clic cuando descubrí que la palabra alumna significa una persona a la que le falta luz, una luz que, tradicionalmente, se entendía que le daba la maestra. Yo prefiero hablar de estudiantes, porque en la vida nadie logra de manera definitiva dominar todas las respuestas. Y, sin embargo, cada persona tiene el potencial de aprender y ahondar en su camino.

La mayoría de las veces, ante las encrucijadas necesitamos organizar ideas y darnos el tiempo suficiente para madurarlas. La astrología responsable debe ejercerse entendiendo que la persona que consulta debe llegar a sus propias respuestas y decisiones cuando sea el momento adecuado, evitando presionar o delimitar excesivamente el panorama. 

También es importante ofrecer los recursos adecuados para que cada persona pueda transitar su incertidumbre por sí misma. A veces, hablar en la consulta astrológica es suficiente para esclarecer ideas, y para que la propia consultante llegue a sus conclusiones por sí misma. Otras veces, lo más responsable es señalar qué especialistas son las más adecuadas para ayudarla a afrontar su situación. 

Reconocer los límites de la astrología es esencial para que sea una experiencia positiva y constructiva, y a menudo pasa que, ante situaciones de bienestar, es necesario hacer un trabajo de base desde otras disciplinas. Una astróloga no es una psicóloga, ni una médico, ni una abogada, ni una asesora fiscal. Y por eso debe tener la humildad y el respeto de recomendar otro tipo de ayuda cuando sea necesario. 

¿La astrología es peligrosa?

Bueno, pareciera que después de ver todas estas facetas peliagudas de la astrología, esta es algo difícil o delicado. En realidad, la astrología no es más que un lenguaje con el que interpretamos símbolos para pensar en la vida, y mientras tengamos esto presente, se trata de un universo maravilloso, sumamente interesante. 

Pero, como con todo, es importante que la astrología que ejercemos, o con la que tomemos contacto, respete principios como el respeto, la dignidad, la igualdad, la transparencia, la diversidad o la inclusión. 

Espero que esto os haya gustado. Mil gracias por leerme hasta aquí!

Un abrazo grande, chichis!!!

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