Hola chichis!!! Vamos a dar algunas pinceladas de lo que es la Luna en Piscis, aunque por supuesto cómo experimentes tu Luna va a depender de muchas más cosas aparte del signo en el que está, como por ejemplo en qué casa está o qué aspectos forma. Ya sabéis que siempre hay que leer la carta de forma integrada.
Las personas con la Luna en Piscis son extraordinariamente sensitivas, y experimentan la vida tomando contacto con las fluctuaciones emocionales de su atmósfera, por lo que terminan por conocer muy bien el interior del ser humano.
Su contacto con las emociones es
intuitivo y no pasa necesariamente por las palabras. De hecho, el
material que compone su mundo interior es sutil, poderoso, y difícil de
compartir. Y, sin embargo, las llama a vivir travesías interiores que
reclaman tiempo a solas en muchas ocasiones. De alguna forma, cuando
tratan de expresar lo que han vivido a nivel interior solo pueden
hacerlo de formas indirectas, desde la poesía o la creación. Porque lo
que las mueve por dentro es un flujo de emociones que siempre se escapan
del mundo cotidiano de lo palpable.
Las personas con la Luna en Piscis experimentan momentos de éxtasis y fascinación hacia la vida, en los que toman contacto con algo que resulta difícil de describir, como todo lo que atañe a lo pisciano. Pero también tienen momentos de extrema vulnerabilidad, en los que se sienten perdidas en la niebla, y buscan fundirse con algo mayor que las sostenga, o que contenga sus oscilaciones.
La Luna en nuestra carta natal refleja qué necesitamos para sentirnos bien, para sentirnos seguras y cómodas. Pues bien: las personas con la Luna en Piscis no saben qué es eso que necesitan, y a menudo se dejan fluir hasta que dan con ello. Pero en el fondo intuyen que no hay respuestas definitivas.
La Luna en Piscis es una viajera sin descanso, que a veces se refugia en la soledad, y a veces se refugia en el amor a alguien o algo. Pero se sabe nómada, destinada a la aventura de experimentar múltiples disoluciones y condensaciones con las que toma forma y deja de ser.
Por eso es una Luna que, conociendo que todo está destinado a disolverse en el vasto océano del tiempo, ama con todo su ser, desarrollando grandes apegos. Se entrega, desapegada de sí misma, a sus relaciones, a las atmósferas, y a las cosas que alguna vez despertaron en ella grandes sensaciones.
A veces, cansada de transformarse, la Luna en Piscis anhela fundirse con lo que ama, superando los límites del espacio y el tiempo, romantizando la paz imaginaria de vivir sostenida por otra persona. De ahí que el mayor reto de esta Luna es asumir las constantes transformaciones de la vida, dejando ir, habitando los altibajos de las mareas y el capricho de las corrientes, sin aferrarse a lo que alguna vez fue para ella tierra firme.
De lo contrario, puede correr el peligro de alimentar grandes dependencias de las que puede ser algo complicado salir. Una persona amada no puede tragarnos y llevarnos dentro de sí como en un bolsillo, y tampoco podemos hacer eso nosotras.
De hecho, las personas con la Luna en Piscis pueden amar de forma algo absorvente en ocasiones, y deben aprender a cuidarse a sí mismas como necesitan, sin esperar a que sea otra persona la que les dé todo el amor que son capaces de recibir. No es infrecuente que las personas con la Luna en Piscis sientan que en su niñez no recibieron el amor suficiente. Porque su idea de cariño pasa por una entrega total, y es algo que difícilmente pueda realizar otra persona por nosotras.
¡También deben aprender que dar tanto amor a otras personas puede hacerlas sentir invadidas o desvalidas! Cuidan tanto que pueden crear una densidad de amor difícil de digerir, sobre todo para las personas con Lunas de Aire, que tal vez salgan corriendo para respirar algo más ligero.
La Luna en Piscis necesita algo muy inexacto para poder sentirse bien. Pero sobre todo anhelaría ser la gota que se funde en el océano. De alguna forma, las personas con la Luna en Piscis pueden albergar toda la vida cierta nostalgia o melancolía, hasta que logran superar la separación original.
Es decir, la separación de la madre, cuando eran parte de un todo indiferenciado. El nacimiento, ese proceso no deseado por el que nos hacemos alguien, se siente como una separación dolorosa e incomprensible. Y, a lo largo de la vida, con todos los ciclos de renacimientos que experimenta esta Luna mutable, cada separación y cada comienzo puede reavivar ese dolor original.
De ahí que la Luna en Piscis mueva sobre todo a buscar el camino de regreso a una fuente original de compasión, identificación e indiferenciación. ¿Por qué habría de ser más una persona de aquí que otra de allá? ¿Por qué habría de ser más importante un pez que una roca? ¿Por qué el yo iba a ser más que el tú? La Luna en Piscis, para sentirse bien, necesita fundirse con lo que la rodea, entregarse a sí misma para que la naturaleza se sienta y sea testigo de sí misma.
Las personas con la Luna en Piscis experimentan momentos de éxtasis y fascinación hacia la vida, en los que toman contacto con algo que resulta difícil de describir, como todo lo que atañe a lo pisciano. Pero también tienen momentos de extrema vulnerabilidad, en los que se sienten perdidas en la niebla, y buscan fundirse con algo mayor que las sostenga, o que contenga sus oscilaciones.
La Luna en nuestra carta natal refleja qué necesitamos para sentirnos bien, para sentirnos seguras y cómodas. Pues bien: las personas con la Luna en Piscis no saben qué es eso que necesitan, y a menudo se dejan fluir hasta que dan con ello. Pero en el fondo intuyen que no hay respuestas definitivas.
La Luna en Piscis es una viajera sin descanso, que a veces se refugia en la soledad, y a veces se refugia en el amor a alguien o algo. Pero se sabe nómada, destinada a la aventura de experimentar múltiples disoluciones y condensaciones con las que toma forma y deja de ser.
Por eso es una Luna que, conociendo que todo está destinado a disolverse en el vasto océano del tiempo, ama con todo su ser, desarrollando grandes apegos. Se entrega, desapegada de sí misma, a sus relaciones, a las atmósferas, y a las cosas que alguna vez despertaron en ella grandes sensaciones.
A veces, cansada de transformarse, la Luna en Piscis anhela fundirse con lo que ama, superando los límites del espacio y el tiempo, romantizando la paz imaginaria de vivir sostenida por otra persona. De ahí que el mayor reto de esta Luna es asumir las constantes transformaciones de la vida, dejando ir, habitando los altibajos de las mareas y el capricho de las corrientes, sin aferrarse a lo que alguna vez fue para ella tierra firme.
De lo contrario, puede correr el peligro de alimentar grandes dependencias de las que puede ser algo complicado salir. Una persona amada no puede tragarnos y llevarnos dentro de sí como en un bolsillo, y tampoco podemos hacer eso nosotras.
De hecho, las personas con la Luna en Piscis pueden amar de forma algo absorvente en ocasiones, y deben aprender a cuidarse a sí mismas como necesitan, sin esperar a que sea otra persona la que les dé todo el amor que son capaces de recibir. No es infrecuente que las personas con la Luna en Piscis sientan que en su niñez no recibieron el amor suficiente. Porque su idea de cariño pasa por una entrega total, y es algo que difícilmente pueda realizar otra persona por nosotras.
¡También deben aprender que dar tanto amor a otras personas puede hacerlas sentir invadidas o desvalidas! Cuidan tanto que pueden crear una densidad de amor difícil de digerir, sobre todo para las personas con Lunas de Aire, que tal vez salgan corriendo para respirar algo más ligero.
La Luna en Piscis necesita algo muy inexacto para poder sentirse bien. Pero sobre todo anhelaría ser la gota que se funde en el océano. De alguna forma, las personas con la Luna en Piscis pueden albergar toda la vida cierta nostalgia o melancolía, hasta que logran superar la separación original.
Es decir, la separación de la madre, cuando eran parte de un todo indiferenciado. El nacimiento, ese proceso no deseado por el que nos hacemos alguien, se siente como una separación dolorosa e incomprensible. Y, a lo largo de la vida, con todos los ciclos de renacimientos que experimenta esta Luna mutable, cada separación y cada comienzo puede reavivar ese dolor original.
De ahí que la Luna en Piscis mueva sobre todo a buscar el camino de regreso a una fuente original de compasión, identificación e indiferenciación. ¿Por qué habría de ser más una persona de aquí que otra de allá? ¿Por qué habría de ser más importante un pez que una roca? ¿Por qué el yo iba a ser más que el tú? La Luna en Piscis, para sentirse bien, necesita fundirse con lo que la rodea, entregarse a sí misma para que la naturaleza se sienta y sea testigo de sí misma.
Es una Luna que indaga en los misterios de la vida, y que a veces parece estar en otro mundo, o parece no identificarse con la vida que desean otras personas.
De hecho, puede ser una Luna un tanto laxa en disciplina, que se deja llevar y se adapta siguiendo el cauce de los acontecimientos, y en ese sentido puede correr el peligro de desvincularse de su propia motivación o de verse sumida en la pasividad.
Al fin y al cabo, si no tomamos decisiones, algo o alguien las toma por nosotras. Las personas con la Luna en Piscis deben aprender a vivir su vida en primera persona, encontrando voluntad. Preferencia. Aceptando tomar forma.
En su universo imaginario, potentísimo, habitan las fantasías, las romantizaciones, lo sublime; lo que escapa de este mundo y se vive más allá de las barreras de lo habitual. Por eso es una Luna que puede encontrarse a sí misma, y sentirse por fin satisfecha e independiente, si se deja experimentar las emociones de forma más o menos organizada, a través de actividades que la ayuden a bucear dentro de sí misma.
Como por ejemplo el arte, la música, el cine, la meditación, los viajes, aprender sobre culturas y tierras extranjeras, o cualquier actividad que la ayude a mapear su océano de experiencias emocionales y etéreas, y a acercarse a algo trascendente sin perder el contacto a tierra. Necesita un espacio para escuchar a su intuición.
Es una Luna que solo puede sentirse bien si siente que su vida tiene significado, y ese propósito tan ambicioso, que se escurre como un pez, a veces la hace sentir que las cosas están perdidas. En ese caso, corre el peligro de buscar serenidad inmediata en la renuncia, sacrificando cosas que en realidad ama.
Por ejemplo, puede tener épocas en las que busca apagar su necesidad de sentido en adicciones que perjudiquen su salud, o que la hagan sentir aún más perdida. Incluso la fantasía puede ser una forma de evasión con la que se pueda poner más de una vez la zancadilla.
Por ejemplo, es una Luna que tiende al amor platónico, o a imaginar grandes películas imposibles. Y, por supuesto, cuando todo ese idealismo se mide con el mundo real, puede generar mucho sufrimiento.
Uno de los grandes aprendizajes de la Luna en Piscis es justamente aceptar y amar lo que la rodea, lo humilde y real, superando la tiranía de las idealizaciones, que devoran las posibilidades reales de ser feliz.
De hecho, si se expresa de forma madura, la Luna en Piscis suele acabar encontrando un significado vital cuando ayuda a otras personas, o cuando descubre en lo cotidiano el sutil brillo de la trascendencia, sin necesidad de irse a complejas fantasías ideales.
Se trata de una Luna muy empática, muy solidaria y comprensiva, que experimenta como propio el dolor ajeno, comprende sin juzgar, y tiende a la compasión y la ayuda. De hecho, su conexión con la naturaleza y la atmósfera de las personas que la rodean puede ser extraordinariamente simbiótica. Al ayudar, se ayuda a sí misma. Al nutrir, se nutre.
Las personas con la Luna en Piscis devuelven una forma de amor generosa que va más allá de lo personal, y pueden ser un bálsamo para aquellas personas que lo están pasando mal. Cuando ya han atravesado suficientes experiencias, y conocen su interior, las personas con la Luna en Piscis pueden guiar a otras en las nieblas de la incertidumbre, la culpa, la indecisión, la ambigüedad, el dolor. Son un océano de amor que abraza y mece a quien las necesita, y repara soledades con algo muy parecido al amor incondicional.
También son dadas a los cuidados y los hábitos alternativos. Además, las personas con la Luna en Piscis ofrecen expresiones poéticas y artísticas de cosas que no son fáciles de identificar o de decir, abriendo canales hacia lo más trascendente del ser humano.
La casa de las personas con la Luna en Piscis es un santuario en el que se buscan a sí mismas, donde buscan refugio del mundo externo y toman contacto con el universo de su interior; un espacio un tanto romántico o ideal en el que buscan su centro, con las maletas listas para irse ligeras a la aventura; un lugar íntimo en el que rescatan gatitas perdidas, crean, sueñan e imaginan. También puede ser un lugar de encierro si se pierden en su mundo interior demasiado tiempo.
Un abrazo grande!
Gracias. Es una descripción muy bella.
ResponderEliminarSiempre me he preguntado por qué tengo una emocionalidad tan descomunal y a veces abrumadora... o por qué toda mi vida he sentido que algo falta... siempre en búsqueda... un día supe que tengo luna en piscis y me puse a investigar, ya que no calzaba tanto con mi sol en libra. Hoy leo este precioso texto y lo he entendido todo. Me he identificado totalmente con esta parte de mi ser. Gracias. <3
ResponderEliminarYo también tengo sol en libra y luna en piscis. Que coincidencia
ResponderEliminarQue lindo yo tengo sol en leo y luna en piscinas y me identifico totalmente
ResponderEliminarQuisiera haber nacido con otra luna 😔😔
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