Está difícil pronunciarse cuando abrir la boca es correr el riesgo de retratarse mal y para siempre. ¡Hace falta valor para hablar en tiempos como estos!
Seguramente, aún no ha venido nadie a romper tu texto o a borrar tus palabras. Pero sí nos ahorramos cada vez más el riesgo de opinar con según qué cosas, o al menos en ciertos entornos, ¿o no?
Además, es un riesgo nombrar las cosas por su nombre, porque nombrar define realidades que no siempre estamos dispuestas a afrontar.
Pero igualmente, ante las cosas que vemos cada día... ¿Por qué tanta gente habla tan poco y tan flojo? ¿Cuándo se hizo tan peligroso hablar, habéis visto? Claro, hay temor a las consecuencias, a las represalias.
Cómo me he estado acordando de Audre Lorde cuando dijo: "Tu silencio no te protegerá".
¿Podemos convivir en un mundo donde reina el silencio cómplice frente a la brutalidad?
Igual hablar no daría tanto miedo si pudiéramos confiar en quien escucha.
¿Cómo escuchamos nosotras? ¿Participamos en alguna medida en las nuevas formas de persecución de las personas y las ideas? Para las demás, ¿es seguro hablarnos?
Cuando no hay voluntad de escuchar ni de entender, porque se odia intrínsecamente a la otra persona o a lo que esta representa, acusarla, exponer al público sus asuntos personales, señalar sus vergüenzas, sus intimidades o etiquetar su comportamiento actual o pretérito de inmoral... ¿Qué es, sino una caza de brujas?
¿Qué es, sino apología del linchamiento -y del silenciamiento y la censura de quienes comparten su condición? ¿Qué es, sino apología del miedo a la diferencia en pro de la homogeneización, afán de dominio?
La pureza es una trampa. No podemos exigir a la otra parte que tenga y haya tenido siempre su armario limpio. ¡La limpieza, grave trampa!
Mejor nos saldría darle al músculo de la tolerancia. Y crear esos espacios donde se pueda dialogar. Urano está en Géminis. Hablar, escribir, nombrar, leer, escuchar. Revolucionario. 🙌
Sublime
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