Hola chichis!!! Vamos a dar algunas pinceladas de lo que es la Luna en Capricornio, aunque por supuesto cómo experimentes tu Luna va a depender de muchas más cosas aparte del signo en el que está, como por ejemplo en qué casa está o qué aspectos forma. Ya sabéis que siempre hay que leer la carta de forma integrada.
¡Una Luna algo compleja!
Lo que necesita una persona con la Luna en Capricornio para sentirse a gusto es estabilidad, así como cosechar un sentido fuerte de progreso vital. De hecho, son Lunas muy resistentes y pacientes, pero pueden sentirse muy desubicadas si no están desarrollando algún tipo de estrategia con la que fortalecer su sentido de seguridad personal.
¡Necesitan avanzar! O, al menos, tener la sensación de que controlan por sí mismas la dirección que está tomando su vida.
En ese sentido, son Lunas bastante independientes, que buscarán ciertos momentos de distanciamiento emocional para evaluar si está todo en orden. Pero también necesitan que se reconozca con justicia el valor de sus experiencias y objetivos.
Porque es gracias a su esfuerzo que conquistan un sentido claro de legitimidad para hacer las cosas que hacen. Son Lunas que necesitan desarrollar algún tipo de técnica o método con el que estructurar y sostener en el tiempo sus esfuerzos, en vías a dar forma a su propio estilo de vida de una manera madura.
Necesitan sentir que en su vida existen culminaciones en forma de logros, o que a medida que atraviesan experiencias avanzan hacia una madurez consistente. De alguna forma, la Luna en Capricornio necesita trabajar para sentirse bien, porque se siente merecedora de disfrute o de afecto cuando ha cumplido con lo que se había propuesto. ¡No antes!
Paralelamente, también es una Luna que necesita afirmar su posición en el mundo a través del reconocimiento, y es mucho más sensible de lo que pudiera parecer a la opinión ajena, especialmente a la opinión de aquellas personas que son referentes para ella, a las que reconocerá su autoridad.
Esto tiene que ver también con la sensación, mientras fueron niñas, de que las personas adultas que las educaron gozaban de verdadera autoridad, y pueden pasar mucho tiempo cuando ya son adultas hablándose a sí mismas con la exigente voz de su madre, de su padre o de la persona que las educara.
No porque estas figuras fueran necesariamente muy exigentes, sino porque las personas con la Luna en Capricornio buscan un sentido de pertenencia a través del mismo hecho de responder a las expectativas que las personas cercanas les inculcaron.
La autoexigencia que viene de ahí es importante, porque su propio sentido de seguridad personal, de identidad íntima, y el equilibrio de su mundo afectivo, depende de su capacidad para hacer lo que se propone, haciendo justicia al listón alto con el que se mide.
Para una persona con la Luna en Capricornio, es importante preguntarse quién ha marcado precisamente ese listón con el que se mide. De alguna forma, su proceso de madurez implica convertirse, por sí misma, en esa voz de autoridad interna que marca la pauta de su propia vida, independizándose de las voces de autoridad que dieron forma a su universo infantil.
En ese sentido, para ellas es fundamental tener claro quién son de forma objetiva, y responder con coherencia y prudencia ante las normas que estructuran la realidad. De hecho, son Lunas con muy poca tolerancia al capricho o al optimismo inmotivado, que se pueden sentir muy incómodas ante lo dubitativo o ante las demostraciones turbulentas de sensibilidad. Son Lunas que desconfían de lo imprevisible, porque no asumen riesgos a la ligera.
¡La ambigüedad les resulta antipática! Porque para ellas es importante tener las cosas claras y hacer lo correcto, asumiendo las normas como una manera de sentirse parte. De la misma forma que acaban por desarrollar hábitos y pautas vitales muy disciplinadas, también esperan de las demás personas que exista una disposición confiable y estable: comprometida.
En ese sentido, son Lunas bastante independientes, que buscarán ciertos momentos de distanciamiento emocional para evaluar si está todo en orden. Pero también necesitan que se reconozca con justicia el valor de sus experiencias y objetivos.
Porque es gracias a su esfuerzo que conquistan un sentido claro de legitimidad para hacer las cosas que hacen. Son Lunas que necesitan desarrollar algún tipo de técnica o método con el que estructurar y sostener en el tiempo sus esfuerzos, en vías a dar forma a su propio estilo de vida de una manera madura.
Necesitan sentir que en su vida existen culminaciones en forma de logros, o que a medida que atraviesan experiencias avanzan hacia una madurez consistente. De alguna forma, la Luna en Capricornio necesita trabajar para sentirse bien, porque se siente merecedora de disfrute o de afecto cuando ha cumplido con lo que se había propuesto. ¡No antes!
Paralelamente, también es una Luna que necesita afirmar su posición en el mundo a través del reconocimiento, y es mucho más sensible de lo que pudiera parecer a la opinión ajena, especialmente a la opinión de aquellas personas que son referentes para ella, a las que reconocerá su autoridad.
Esto tiene que ver también con la sensación, mientras fueron niñas, de que las personas adultas que las educaron gozaban de verdadera autoridad, y pueden pasar mucho tiempo cuando ya son adultas hablándose a sí mismas con la exigente voz de su madre, de su padre o de la persona que las educara.
No porque estas figuras fueran necesariamente muy exigentes, sino porque las personas con la Luna en Capricornio buscan un sentido de pertenencia a través del mismo hecho de responder a las expectativas que las personas cercanas les inculcaron.
La autoexigencia que viene de ahí es importante, porque su propio sentido de seguridad personal, de identidad íntima, y el equilibrio de su mundo afectivo, depende de su capacidad para hacer lo que se propone, haciendo justicia al listón alto con el que se mide.
Para una persona con la Luna en Capricornio, es importante preguntarse quién ha marcado precisamente ese listón con el que se mide. De alguna forma, su proceso de madurez implica convertirse, por sí misma, en esa voz de autoridad interna que marca la pauta de su propia vida, independizándose de las voces de autoridad que dieron forma a su universo infantil.
En ese sentido, para ellas es fundamental tener claro quién son de forma objetiva, y responder con coherencia y prudencia ante las normas que estructuran la realidad. De hecho, son Lunas con muy poca tolerancia al capricho o al optimismo inmotivado, que se pueden sentir muy incómodas ante lo dubitativo o ante las demostraciones turbulentas de sensibilidad. Son Lunas que desconfían de lo imprevisible, porque no asumen riesgos a la ligera.
¡La ambigüedad les resulta antipática! Porque para ellas es importante tener las cosas claras y hacer lo correcto, asumiendo las normas como una manera de sentirse parte. De la misma forma que acaban por desarrollar hábitos y pautas vitales muy disciplinadas, también esperan de las demás personas que exista una disposición confiable y estable: comprometida.
De hecho, son Lunas con una gestión del tiempo extraordinaria, milimétrica, que tratan de supeditar las emociones a aquellas responsabilidades que sienten como apremiantes y prioritarias. De ahí que no se comprometan a la ligera con otras personas, porque son celosas de su tiempo.
De alguna forma, la emotividad o la espontaneidad forzada de otras personas puede hacerlas sentir tan incómodas, o tan desnudas e invadidas, que reaccionan protegiéndose tras una muralla cuando alguien no invitado trata de acceder a su mundo interior.
Sin embargo, son Lunas que aman con perseverancia, y que cuidan a quienes aman poniendo a su disposición todo lo que pueden. Las personas con la Luna en Capricornio ofrecen una estructura de seguridad y equilibrio a quienes más les importan.
De la misma forma que se exigen a sí mismas ver los hechos tal y como son, tampoco se amigan con los subterfugios y justificaciones de las demás. En ese sentido, son Lunas maravillosas para traer a tierra a quienes las rodean, porque además, como Lunas de Tierra, son sumamente prácticas, interesadas en la cara más real de sus vínculos.
De ahí que las personas que aún no han trabajado en su madurez puedan encontrar a las Lunas en Capricornio un tanto rígidas o austeras. En realidad, el cuidado y el afecto de las personas con la Luna en Capricornio es muy valioso. Porque lo que ponen por delante constantemente es la realidad.
Cuando una persona tiene miedos, fantasías, escapismos o ideas conflictivas, la Luna en Capricornio es un océano de seguridad, que llama a los hechos, a la experiencia, a la paciencia. Las personas con la Luna en Capricornio saben que se puede lograr mucho con el tiempo suficiente, y son por tanto una gran compañía para estabilizar las emociones e inquietudes fluctuantes.
Porque además de comprometerse con el avance de quienes aman, ¡les enseñan cómo! Les enseñan cómo hacerse un hogar propio y seguro en el mundo. Y esa es una base nada desdeñable. Las personas con Luna en Capricornio desempeñan cierta autoridad personal y legitimidad cuando se trata de guiar a quienes necesitan su ayuda.
Eso sí, por supuesto, las personas con la Luna en Capricornio pueden sentirse bastante presionadas, porque tienen la necesidad de proveer de estructura y seguridad a las personas que consideran parte de su clan.
Son responsables y capaces, pero pueden sufrir si sienten que el peso del mundo recae exclusivaamente sobre sus hombros. En su mundo emocional, gestionan por sí mismas lo que les ocurre, y tienden a comunicar lo que les pasa solamente cuando ya está todo encaminado, porque temen cargar a otras personas con sus propios procesos internos. En este sentido, su mayor miedo es no llegar, o que el desempeño realizado no sea suficiente.
También pueden verse un tanto golpeadas si encuentran que, tras un largo camino de esfuerzos, algo por lo que habían trabajado mucho colapsa a causa de alguna injusticia. Porque son Lunas que confían en el valor de la civilización, y que se ciñen a la norma confiando en que esta es un marco de referencia colectivo.
En un sentido más anecdótico, la casa de las personas con la Luna en Capricornio es un lugar funcional, supeditado a un propósito. Por ejemplo, puede tratarse de una casa austera y sin ostentaciones, o bien marcada por la acumulación de viejos signos de estatus, aceptados por la costumbre, como los viejos candelabros de la abuela, o cosas que siempre estuvieron ahí y ahí quedan. La casa de las personas con la Luna en Capricornio tienden a cierta elegancia, y pueden emanar cierta formalidad cuando nos adentramos en ellas.
Más que lo que hay en la casa de una persona con la Luna en Capricornio, es importante la sensación de espacio que puede transmitirnos. La estructura de la casa, las zonas estrechas, las zonas abiertas, los materiales... es el armazón del espacio lo que lleva su impronta.
Muchísimas gracias en serio. Me ayudaste mucho a entender más mi luna <3
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