
Por ejemplo, las dos cantan. Las dos lo tienen difícil para practicar sexo con quien quieran. Las dos viven en un mundo misterioso para los demás. Las dos son altruistas, y están conectadas con su comunidad hasta la extenuación. Ambas son personajes en los que no podemos confiar, que proyectan una imagen que sabemos que no puede existir: ¿una cola de pez? ¿Una vida santa? Bien, todas estas cosas que comparten son características de Neptuno, el regente del signo de Piscis y la casa 12.
Como quizás sabréis, Neptuno está actualmente transitando por Piscis, su signo, por lo que la forma que tendrá de manifestarse hasta que entre en Aries en 2025 será muy arquetípica, marina. Y es que Neptuno, también conocido como Poseidón, era el hermano de Júpiter-Zeus (que se quedó con la gobernancia del cielo) y Plutón-Hades (que se quedó con el mundo subterráneo). Así que a Neptuno le tocó gobernar el mar, con todas sus nereidas, sirenas y fauna marina.
A día de hoy nos siguen sorprendiendo los secretos inexpugnables del mar, cuyas profundidades nos son tan desconocidas como el espacio exterior. Cada día se descubren nuevas especies marinas, y hay buenas razones para creer que, en las zonas más profundas del océano, allí donde la tecnología humana no ha podido llegar, habitan seres ciegos, que no conocen la luz del sol. Son gigantes misteriosos: monstruos de pesadilla, quizás, pero también un mundo fantástico que descubrir. Como estos seres ocultos, Neptuno y el mar representan el mundo inconsciente, la fuente de nuestros sueños.
Neptuno se escapa de las explicaciones como si fuera agua que se nos escurre entre las manos cuando tratamos de contenerla. Y es que Neptuno es todo lo contrario a la contención. ¿Cuál es el límite del mar? La costa, ¿verdad? Bien: pues ¿sabías que el punto en que el mar da paso a la tierra se ha estado moviendo constantemente, no solo a lo largo de las horas, sino que ha cambiado radicalmente a lo largo de los siglos? Neptuno cambia constantemente sin que podamos decir cuándo dejó de ser una cosa y empezó a ser otra. Por eso se asocia a la empatía y a la adaptación: porque adopta cualquier forma sin dejar de ser la contraria.
Sus transformaciones nos tocan a nivel profundo: nos persuaden para que adoptemos sus ritmos, sus cadencias emocionales. Como la música, regida por este planeta. Uno de mis profesores de arte decía que la música es como una flecha que va directa al corazón. Pues eso es Neptuno, ¡la banda sonora que resuena en nosotras y altera la forma que tenemos de percibir la realidad! ¿No te ha pasado que cuando escuchas música por la calle los transeúntes parecen unidos por el mismo ritmo? Bien: aquí llegamos a otro aspecto de Neptuno: es el planeta de la ilusión. De la percepción alterada. Y por eso rige también al cine: porque el cine nos "hace soñar" que vivimos lo que viven sus personajes. Nos hace sentir de todo cuando, en realidad, estamos cómodamente sentados en la butaca.
Y aquí volvemos a la monja y a la Sirenita. Y es que, cuando estamos demasiado pendientes de ese otro mundo imaginario, onírico o místico asociado a la conexión con nuestras ilusiones, tendemos al inmovilismo. En caso de la monja, el confinamiento es evidente. Una puede pasarse toda la vida rezando sin tomar la acción en ningún momento. O se puede pasar toda la vida sumergida en un mar emocional, como la Sirenita, soñando con amores idealizados que nunca llegan a consumarse, y ser incapaz de dar dos pasos en la realidad.
Por eso Neptuno, Piscis y la casa 12 se relacionan también con confinamientos y ahogos de todo tipo, de esos que amenazan con alterar las certezas y sumirnos en un estado de confusión que nos hace perder la orientación: cárceles, conventos, centros psiquiátricos, casinos, adicciones. Pero también relaciones revestidas de justificación e idealismo que nos recluyen en falsas expectativas y nos aislan de todo lo demás. Neptuno trae un tipo de obsesión blanda y pasiva que nos pierde. Que nos hace incapaces de valernos por nosotras mismas. Por eso, su consecuencia más desastrosa es la atadura a otros, la dependencia.

Por supuesto, hoy en día las mujeres asumimos y expresamos que queremos mucho más de la vida que meras ilusiones. Queremos ser protagonistas de nuestra realidad. Sin embargo, como colectivo aún nos queda luchar mucho para salir de este arquetipo, cuestionando el relato del amor dependiente, cuestionando el rol que la sociedad nos da como cuidadoras de enfermos, niños y ancianos, y atreviéndonos a poner límites a todas esas pesadillas que nos amenazan para caminar con fuerza por el mundo y reclamar nuestro legítimo lugar. Estamos saliendo de la cárcel, chichis. Estamos conquistando la realidad.

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Me encantó. Neptuno es uno de mis favoritos.
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustado!!! Sí, Neptuno es confuso, pero yo lo encuentro inspirador. ^^ Gracias por leer!!! :)
EliminarQué mágico post. Me encanta, yo tengo mucha energía neptuniana y me he sentido muy identificada. Saludos!
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