¡Hola de nuevo, chichis!!! ¿A vosotras también os tiene hasta los ovarios que cualquier iniciativa se mida desde y para la competitividad? La competitividad es un monstruo que devora bienestar y malogra relaciones a todos los niveles, y está regida por Marte: sí, el regente de la guerra, de los ríos de sangre y de todo lo que tradicionalmente se ha considerado masculino.
A pesar de que cada vez se aplica menos la dramatización medieval de la soldadesca masacrando a los desprotegidos para conquistar el poder, yo no pondría la mano en el fuego para asegurar que hemos cambiado de lógica. Al fin y al cabo, los hombres nos siguen matando a hierro marcial. Y también se devoran entre ellos. Porque ahora, en vez de conquistar un castillo, las ambiciones de los más competitivos apuntan más alto: ¡a conquistar el mundo! ¿Infantil? Sí. ¿Peligroso? ¡También!
El fundamento del neoliberalismo es la competitividad. Y su ley, la del más fuerte. Para justificarse, los defensores del neoliberalismo se describen a sí mismos como darwinistas, describiendo impunemente a la naturaleza como cruel e insolidaria. Hoy sabemos que muchas especies animales basan su supervivencia en la solidaridad grupal. Pero no debería extrañarnos a estas alturas que el mito del león como el rey de la selva sea utilizado una y otra vez para ponerle la corona de laureles a todos esos héroes del capital "hechos a sí mismos", que "comenzaron desde cero" y ahora tienen un "imperio" porque son el macho alfa.
De hecho, los tiranos siempre han recurrido al discurso de que su poder es un derecho natural, e incluso divino. Si a ti también te toca el chocho todo esto, no tengo que explicar en qué consiste la sororidad, porque ya serás su defensora más acérrima. Pero para las noveles, en pocas palabras vendría a ser: "hermana, yo sí te creo". Que... ¿qué?
La competitividad aleja a las personas y presupone que las relaciones solo pueden basarse en jerarquías de poder (desconfianza, zancadillas, destrucción de adversarios...). Eso no va con la cultura que muchas maestras del feminismo nos han legado. Así que cuando una de las nuestras ha necesitado apoyo, ahí hemos estado todas para sostenerla, para creerla, para defenderla de los violentos ataques del sistema.
Ese es el secreto de nuestro poder colectivo. Y, puesto que la lógica patriarcal de la competitividad empaña todos los ámbitos de nuestras vidas, desde el más personal (nuestros cuerpos) hasta el más social (economía, trabajo, cultura visual, expectativas de futuro...) la sororidad tiene el poder de cambiar los fundamentos mismos de la estructura social, regida por Saturno: el patriarca bíblico, institucional, monárquico y cacique al que ya no aceptamos someternos. Por eso el movimiento feminista será la piedra angular que cambie la lógica del siglo.
Durante la Revolución francesa se creó el famoso lema acuariano de "libertad, igualdad, fraternidad", pero algo falló cuando sus autores guillotinaron a Olympe de Gouges por manifestar que las mujeres también tenían derecho a ser ciudadanas libres, iguales y hermanas. Hemos tenido que recorrer un buen trecho de historia hasta que por fin las tendencias revolucionarias de acuario se han expresado con voz de mujer. Pero ahora que estamos juntas, no habrá quien nos calle. No habrá quien pueda ignorarnos. La revolución será feminista o no será.
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